El destino de Alice In Chains parecía fatalmente sellado con la muerte de Layne Staley en 2002. La voz cantante de AIC era el portador irredento de una lírica herrumbrosa y catártica que reptaba entre las tortuosas y asfixiantes melodías que componía y ejecutaba Jerry Cantrell con su sinuosa guitarra. Staley fue otro agujero negro en la constelación del Rock & Roll y en su partida amagó con engullirse todo lo que gravitaba a su alrededor. En Black Gives Way to Blue los viejos compañeros de Layne lejos de espantar su fantasma apuestan a su invocación con la convocatoria de William Duvall (ex Madfly y Comes With The Fall) cuya interpretación vocal indefectiblemente remite a la de su antecesor.
Hay guitarras abrasivas (contundente inicio con “All Secrets Known” – “Check My Brain”) y baladas que conjugan sus clásicas armonías y la superposición de voces con sonidos espectrales, dejando ver sin reparos la clara influencia de Black Sabbath (“When The Sun Rose Again”). Rozan la autorreferencia cuando rescatan ecos de sus propios deudos (“A Looking In View” y “Acid Bubble” parecen recrear algunos inspirados pasajes de Stone Temple Pilots), y sorprenden con Elton John como inesperado colaborador de la canción que da título al disco, primera inclusión de teclados en un disco de AIC.
Los Alice in Chains se asomaron a su propio pasado y lo que vieron reflejado allí es una imagen incompleta de sí mismos, como si la muerte de Staley los hubiera alcanzado en el camino a su plenitud. Volvieron para reconstruir su propia historia y el tiempo aún está de su lado.
JORGE CAÑADA
