A cuarenta años de la fiebre del oro

NEIL YOUNG – “AFTER THE GOLD RUSH” (1970)
Corría el primer año de una década que se había despertado con el amargo final del sueño Beatle. Un día de ese año el mundo amaneció con la noticia de la muerte de Jimi Hendrix cuando aún resonaba el eco de su ya mítico set en el Festival de la Isla de Wight. Ese mismo día salía a la luz After the Gold Rush, el tercer disco solista de Neil Young.

Young acababa de sorprender con Everybody Knows This Is Nowhere (1969), un disco de inusitada dureza y portador de algunas de sus más valoradas piezas, pero esta vez salía al ruedo con una síntesis entre el costado country-folk de su álbum homónimo y la versión más rockera que comenzaba a cultivar de la mano de los Crazy Horse.

El disco, vagamente inspirado en un guión escrito por Dean Stockwell (un esporádico colaborador del músico canadiense) y Herb Berman, no fue bien recibido por la crítica de la época, sin embargo terminaría convirtiéndose en un hito fundamental en la carrera de Neil Young. No sólo la calidad de las composiciones justifica su relevancia, los músicos que desfilaron por el estudio suman quilates. Desde los recién formados Crazy Horse (suerte de secuela de The Rockets) hasta Stephen Stills (socio en los Buffalo Springfield y en CSN&Y), pasando por un casi adolescente Nils Lofgren.

En los singles se percibe el oficio de laborioso orfebre. Mientras la delicada “Only Love Can Break Your Heart” muestra la faceta más sensible que ahondaría con acierto en Harvest (1972), “When You Dance You Can Really Love” se decanta por una estructura musicalmente más intrincada y cargada de detalles cómo la persistente línea de piano que sostiene la canción hasta el final. Como los legendarios “Forty-niners” que se adentraron en el desierto californiano en busca de la promesa dorada, Young parece explorar los sonidos de todos los instrumentos, incluso de su propia voz, en busca de una identidad musical. Esa es la veta madre de este álbum y allí reside su importancia en la discografía del canadiense.

Otro momento central es sin duda el que marca la potente “Southern Man” de controvertida lírica que no demoraría en recibir una respuesta a su altura de parte de los Lynyrd Skynyrd y su "Sweet Home Alabama”. Por su parte, la canción que da nombre al disco muestra a un Neil Young tempranamente preocupado por el destino de nuestro planeta (“…miren a la madre naturaleza escapando en los años setenta...”). La libertad y la naturaleza, dos tópicos que siguen inspirándolo a la hora de componer. Cuarenta años después parece que tanto no ha cambiado el viejo Neil, parece que tanto no hemos cambiado nosotros.
JORGE CAÑADA

Neil Young- "Southern Man"

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