EL ETERNO HOMBRE DE NEGRO

JOHNNY CASH - “AIN’T NO GRAVE” (2010)


“La muerte ha sido vencida. ¿Dónde está, muerte, tu victoria?” (I Corintios 15:55). Esta breve cita bíblica en tono desafiante a la más temida de las experiencias humanas inspiró a Johnny Cash a componer la que quizá sea su última canción (“I Corinthians 15:55”). En ella también parece germinar el mensaje detrás de esta última secuela de las American Recordings, las interminables sesiones con Rick Rubin que coronaron la colosal trayectoria del Hombre de Negro.

No podía ser de otra manera. Fue durante la grabación de estas piezas que murió June Carter, su inseparable compañera, y fue la propia muerte de Johnny la que puso fin a la tarea. Cash canta con la urgencia del hombre que corre contra el tiempo en busca de la madre de todas las canciones mientras la austeridad sonora exhibe una densidad que deja al desnudo el calvario que atraviesa su existencia. Tampoco esta sexta entrega (sin contar el monumental box set Unearthed) escapa a las que han venido siendo marcas distintivas de la serie. Se trata de versiones muy personales, con la penetrante voz de Cash en primerísimo plano rodeada de una atmosfera íntima e inquietante. Pero es sin dudas el abordaje tremendamente humano de las canciones lo que aflora una vez más como denominador común de cada una de las interpretaciones.

Las circunstancias propias del momento en que fueron registradas permiten una relectura de algunas canciones, es el caso de “For The Good Times” de Kris Kristofferson, con quien Cash compartiera la superbanda The Highwaymen, o “It Don’t Hurt Anymore”, ambas portadoras de una abrumadora intensidad. El ritmo marcial del corte que da nombre al disco recuerda a “God's Gonna Cut You Down” con un ritmo de cadenas que nos transporta a los campos de algodón que Cash conoció cuando era el niño de la portada del disco. Resulta difícil escuchar estas canciones y a la vez asumir la muerte del hombre que las entona, porque pese a la fragilidad que denota cierto matiz de su voz pueden percibirse en él una entereza y tenacidad que nada lograría graficar mejor que las primeras nueve palabras que pronuncia al inicio del disco: “There ain’t no grave can hold my body down”.
JORGE CAÑADA

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