JEFF LYNNE’S ELO - From Out of Nowhere (2019)

La clave está en el inicio de “Help Yourself”, la segunda y más lúcida canción de From Out Nowhere. Allí, en un llano acto de constricción y algo de autocompasión, Lynne entona la frase decisiva: “I thought I could turn things around and show you something that was new, but all I got was disappointment, I was left without a clue”. Cuando el desafío constante de renovarse y mostrar algo distinto se impone como el único mandato de la industria musical circa streaming, el factótum de la ELO elige el camino conocido. ¿Convicción o falta de ideas? Esa es la cuestión.

Lynne no es un improvisado, y mucho menos un fracasado. Su propio éxito como músico lo llevó a ser productor estrella de colegas consagrados. En 1987, Cloud Nine supuso el regreso triunfal de George Harrison, y su aporte detrás de la consola lo catapultó a un sitial de privilegio en el Universo Beatle. El resto es bien conocido. Lynne se codeó con lo más mentado de la escena roquera en esa suerte de postgrado que fueron los Traveling Wilburys, para graduarse con honores como productor del “regreso” de The Beatles, hace ya un cuarto de siglo. A tal punto llegó su influencia, que tuvo a la mitad de los Fab Four al servicio de su propio proyecto, cuando resucitó a la ELO para grabar Zoom en 2001. A esta altura queda claro que no tiene nada que demostrar.
Una teoría acerca de Jeff Lynne lo sitúa a medio camino entre un Robert Johnson dispuesto a transar su alma a cambio de la fórmula de la melodía invencible y un Antonio Salieri, sin límites ni escrúpulos, a la hora de emular al Mozart de estos tiempos: Sir James Paul McCartney. 

El problema está en buscar en este álbum algo distinto a lo que la ELO nos ha querido ofrecer durante el último medio siglo: buenas melodías, una voz melancólica apoyada en coros brillantes, un sonido propio e inconfundible. Las críticas más feroces culpan a este disco de atrasar al menos tres décadas. ¿Acaso esa acusación hace de From Out of Nowhere una obra de menor valor? ¿Acaso la música puede ser acusada? Lynne remata el primer verso de “Help Yourself” con su propia solución al dilema “…But you can never change, You just keep on bein' you”, libera la conciencia de todos, y nos deja disfrutar sin culpas de media hora de la ELO más clásica. (JORGE CAÑADA)

                                         

Entradas populares