DIAMANTES EN BRUTO (UNCUT GEMS, 2019)


 ESCRIBE: ÓSCAR CONTRERAS
“Diamantes en Bruto” (Uncut Gems) de los hermanos Safdie es un emocionante drama criminal y también una comedia que se encuadra en un microcosmos de vendedores y compradores de diamantes y joyas en Nueva York, en el barrio judío de Diamond, donde se hacen y deshacen relaciones comerciales, afectivas y se contraen y pagan deudas millonarias. Howard Ratner (Adam Sandler) es un próspero comerciante de joyas; pero también un "pájaro de cuentas", endeudado hasta el cuello con su cuñado (el actor y comediante Eric Bogosian), un prestamista que se mueve por la ciudad con unos "gorilas" inescrupulosos que hostilizan a Howard. Quien, por añadidura, es un apostador compulsivo de los partidos de básquetbol (fanático de Los Boston Celtics y de Los Nicks), que le debe a otros prestamistas y joyeros en el barrio; y que entre sus clientes (afroamericanos, de preferencia) tiene a una estrella del básquet interpretado por Kevin Garnett. Howard reparte su agitada vida entre su joyería, su familia y su voluptuosa y encantadora amante (debut de Julia Fox). 

El filme está lleno de picos dramáticos, concentrada en espacios cerrados, ruidosos, agresivos. Además, el relato como tal tiene un ritmo trepidante, marcado por la verbalidad de Howard-Sandler, por la sucesión de situaciones riesgosas, airadas, donde el trabajo de Adam Sandler con su cuerpo es muy importante, porque exhibe el bruñido de marca que lleva incrustado (anteojos, correa, aretes, anillos, relojes, pulseras) y porque cuando se congestiona y estalla deja entrever su naturaleza ambiciosa y arribista. El filme de los Safdie tiene conectivos con “Calles Peligrosas” y “Buenos muchachos” de Scorsese; con las películas de Sidney Lumet y, por cierto, con “Noche en la ciudad” en sus dos versiones, la de Jules Dassin e Irwin Winkler, en cuanto a los aspectos argumentales. Las escenas callejeras en el barrio judío, con sus escaparates y clientes, hacen recordar la secuencia final de “Maratón de la muerte” de John Schlesinger; mientras que el estilo contemplativo de una cámara flotante y movediza, con desenfocados y teleobjetivos, mientan a John Cassavetes. No bullimos en entusiasmo ni lanzamos panegíricos a los Safdie. “Diamantes en bruto” nos parece una muy buena película, pero hasta ahí nomás.

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