Greta Van Fleet – “The Battle at Garden’s Gate” (2021)

Greta Van Fleet está de vuelta y con fuerza. Los jóvenes roqueros de Michigan, cuyo sonido y estilo clásico recuerda a Led Zeppelin, presentan The Battle at Garden’s Gate, un disco no sólo fundamentado en el rock de la década del setenta, sino que se sumerge gloriosamente en él. Este segundo álbum marca una evolución hacia un enfoque más expansivo, con elementos progresivos, místicos y psicodélicos. Muchas de las canciones duran más de tres minutos, mientras la banda improvisa y garabatea con calma. En esta ocasión, hay un poco más de Rush que de Zeppelin. La banda hizo equipo con el productor Greg Kurstin (McCartney, Beck, Foo Figthers), y bajo su guía, esta colección de canciones tiene arreglos más elaborados, capas y progresiones de acordes, muchas secciones instrumentales y cuerdas. Todo va hacia el límite de lo grandilocuente, sin sobrepasarse, con letras sobre la naturaleza, ejércitos agrupándose y raras imágenes medievales. 

Los hermanos Kiszka (Josh, Jake y Sam) y el baterista Danny Wagner suenan potentes, con una camaradería musical más profunda y un mayor aplomo. Esta música te inspira a ponerte pantalones acampanados, dejarte el cabello largo y caminar descalzo por un bosque durante el crepúsculo. ‘Built By Nations’ utiliza como guía un riff parecido al de ‘Black Dog’ de Zeppelin, pero se abre hasta convertirse en algo completamente diferente. ‘Broken Bells’ le permite respirar a la banda, improvisando por más de tres minutos en una forma similar a ‘Stairway to Heaven’, respetándola y sin plagiarla. La balada ‘Tears of Rain’ le permite a Josh convertir su voz en un huracán, y ‘Stardust Chords’ suena un poco más al estilo de Jethro Tull. La segunda mitad del álbum pierde algo de impulso, especialmente con la desordenada e indulgente ‘The Barbarians’. Sin embargo, muestra un nuevo camino para el cuarteto en el futuro, cada vez menos parecido a sus héroes musicales. El disco termina con ‘The Weight of Dreams’, que es Greta Van Fleet en su faceta más progresiva, una montaña rusa de ocho minutos que te revuelve las entrañas con una ambición casi de niveles operísticos, cuya letra dice: “Le robamos a ella un manto de majestad adornada. La reina está muerta, nosotros profanamos su tumba”.

Hay muchas críticas hacia la banda por robar sonidos, pero este tipo de comentarios son un poco snob y algo desinformados. Puede que The Battle at Garden’s Gate no cambie la forma de pensar de sus críticos, y los Greta Van Fleet sigan generando polarización, sin embargo, no tiene sentido alguno el desestimarlos. ¿Te encanta el sonido del rock clásico de los setenta? Entonces, ¿por qué odiar a una banda que está impregnada de aquello y lo celebra? (MARK K.)

                                              

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