SANTANA: UN CORAZÓN SIN PASIÓN
SANTANA - CORAZÓN (2014)
Ya
van quince años, desde su elogiado y exitoso Supernatural (1999), que Carlos Santana repite una y
otra vez la misma fórmula: rodearse de estrellas de la música popular, fugaces
o con trayectoria, para que colaboren en sus canciones poniendo las voces,
tocando algún instrumento o componiendo. Con Corazón (2014), son cinco
los álbumes que dan fe que el guitarrista no quiere asumir riesgos musicales,
sin importarle su estatus como uno de los más grandes íconos de la
guitarra del rock, protagonizando un
cómodo -aunque cansino y predecible- papel como guitarrista de sesión. Hubo un
intento de hacerlo solo con su propia banda, pero Shape Shifter (2012) fue
un fracaso a nivel comercial y había que regresar a “la luz”.
Si bien su álbum de
covers Guitar Heaven (2010), con versiones endiabladas de clásicos
como “Whole Lotta Love” de Led Zeppelin, fue una apuesta a lo seguro en cuanto
a audiencia, no le negamos que hizo un revisionismo con su marca personal sin
sonar forzado ni premeditado al margen de los resultados. Pero, “gallina que
come huevos, aunque le quemen el pico”, y Santana lo volvió a hacer: Corazón
tiene invitados famosos y la mayoría de los temas son éxitos de la música
latina y caribeña. Y hay un problema: a excepción de dos (“La Flaca” de Jarabe
de Palo y el “Oye cómo va”), estas canciones nunca necesitaron de una guitarra
protagonista para gustar. Por eso estamos ante versiones casi fieles a las que
hemos escuchado en las radios, más una guitarra entrometida, con abusos de barridos de púa para maquillar la falta de
ideas, que quita espacio a posibles arreglos mejor elaborados y con otros
instrumentos más acordes a lo que pide cada canción.
A pesar de ser
variopinto e inconexo, Santana insiste en que Corazón es un álbum
conceptual por el solo hecho de haber reclutado a artistas latinos para
interpretar canciones latinas. Juanes
sabe hacer suya “La Flaca”, Ziggy Marley
sorprende cantando como su padre en “Iron Lion Zion”. Diego Torres esforzándose para que la guitarra no opaque su voz en
“Amor Correspondido”, el brasilero Samuel
Rosa poniendo el sabor con “Saidera”. Los
Fabulosos Cadillacs y su aclamado “Mal Bicho” renunciando a la potencia de
su sección de vientos en favor de Santana. Pitbull
destrozando el “Oye cómo va” de Tito Puente en medio de samples y loops. Romeo Santos (sí, el de las bachatas)
con su spanglish sale airoso en los terrenos del pop junto a un Santana que
todavía da muestras de su buen sentido de la melodía, llevándola a la
exquisitez en los sonidos acústicos de “Una Noche en Nápoles” (con soberbias
interpretaciones de La Sole, Lila Downs y la Niña Pastori), para luego entrometerse de nuevo, con su eléctrica,
en “Besos de Lejos” a cargo de Gloria
Estefan.
Al parecer, Carlos Santana confunde lo
que es un “álbum conceptual” -cuyas canciones gravitan alrededor de una
historia principal o la construyen con el aporte de cada una- con el ambiente
festivo y ecléctico que se respira en Corazón gracias a la pasión de las
sangres latinas y caribeñas involucradas. La misma pasión que su guitarra va
perdiendo de a pocos.
HENRY A. FLORES