THE BEATLES: EIGHT DAYS A WEEK (2016) – RON HOWARD
Hace poco leí que alguien afirmaba que su hecho
histórico preferido fue que los padres de George Harrison le permitieran viajar
a Hamburgo a pesar de ser menor. Independientemente de lo que tenga de irónico
esta afirmación, es indiscutible que The Beatles tienen un lugar de honor en la
historia del siglo XX y que la carrera de la banda comienza en aquel viaje a la
ciudad alemana.
El conocido director de
Hollywood Ron Howard ha realizado un documental, ‘Eight days a week’, centrado
en los conciertos del grupo más grande de la historia, aquellos fab four, los
cuatro muchachos de Liverpool que cambiaron el curso de la cultura popular con
una breve y meteórica carrera de la que se sabe casi todo. Howard recorre en el
documental los conciertos que realizó la banda desde sus inicios en Hamburgo y
The Cavern en Liverpool hasta su último concierto en el Candlestick Park de San
Francisco en 1966 (en realidad la última vez que los cuatro tocaron en directo
juntos fue en la azotea del edificio de Apple Corps). Son aproximadamente unas
1400 actuaciones en cuatro años, conciertos en lugares cada vez mayores, ante
audiencias de cientos de miles de personas, tocando en diferentes continentes.
Unas actuaciones que empezaron a írseles de las manos. Sorprende el poco
personal que llevaba The Beatles en las giras, cada vez más mastodónticas.
Increíble que no pasara alguna desgracia, con aquellos miles de enajenados fans
contenidos con mucho esfuerzo por policías absolutamente desbordados. La
locura. No existía entonces equipo de sonido que pudiera elevar su música para
superar el griterío. “El sonido salía por la megafonía del estadio”, cuenta
Ringo Starr.
“¿Cultura? Esto no es cultura.
¡Es solo unas buenas risas!”, afirmaba en 1964 Paul McCartney con ingenuidad.
‘Eight days a week’ refleja la evolución de aquellos cuatro amigos gamberros y
talentosos, que componían bonitas canciones de amor, adorados por los fans y la
prensa. Pero a medida que el grupo fue madurando empezaron las críticas, les
llamaron pretenciosos, en EEUU quemaron sus discos por las palabras de Lennon
en 1966: “Los Beatles son más populares que Jesucristo”. En diciembre de 1965
The Beatles sacaron ‘Rubber Soul’. La gente no entendía el giro que había dado
su música, habían pasado del “quiero agarrarte la mano” a letras complejas y
elaboradas. “A mí no me gustó nada. A las dos semanas no podía vivir sin el
disco”, afirma Elvis Costello en el documental. “No podemos hacer siempre lo
que la gente espera de nosotros”. The Beatles crecían, querían mandar sobre sus
grabaciones y sus carreras, experimentar y probar nuevas disciplinas.
Asistimos
también a demostraciones sobre su conciencia de clase, eran niños de la
posguerra, hijos de la clase trabajadora (a excepción de Lennon quien creció en
una familia acomodada) y nunca renegaron de ello. En sus conciertos en EEUU se
negaron a que hubiera segregación racial. “Eran como mis amigos, aunque yo
fuera negra. Eran mis amigos, no les veía blancos, no importaba el color”,
Whoopi Goldberg, entonces una adolescente, asistió con su madre al mítico
concierto del Shea Stadium de Nueva York en agosto de 1965. La música eliminaba
las diferencias. Cerca de 2000 documentos gráficos, fílmicos y sonoros componen
‘Eight days a week’, que ha sido proyectado de manera simultánea en cines de
todo el mundo durante ocho días, antes de ser difundido en otras plataformas
audiovisuales.
Conx Moya