LIBROS: ÁNGELES, HANDKE Y LIZA
AUTOR: FRANCISCO ÁNGELES (PERÚ)
Luego de demostrar una superlativa destreza
narrativa en las nouvelles “Austin, Texas 1979” y “Plagio”, aquí Ángeles se
atreve a su primer largo aliento. Un terreno donde la mayoría de sus contemporáneos
no salen airosos. Dos escenarios: Filadelfia y San Cristóbal De Las Casas. Dos
situaciones: la relación amorosa entre una gringa y su profesor latino (Emilio)
que dinamita el matrimonio de este último; y la búsqueda incesante de la
norteamericana, capturada en una aparente revuelta zapatista en la Selva
Lacandona, por parte del mismo profesor, quien en plena crisis de los cuarenta
anhela las típicas respuestas a sus fracasos y una oportunidad para comenzar de
nuevo. Lo mejor de “Adiós a las Armas” se da en Chiapas. Licho Best y el
Noventero son personajes muy bien logrados y entrañables; junto al protagonista
Emilio forman un sólido triángulo equilátero sobre el cual las acciones pueden
desarrollarse por cualquiera de sus lados sin perder un ápice de interés. Al
terminar sus más de 350 páginas, tuve la sensación de que la novela hubiera
ganado mayor contundencia con menos textos. Hay evidentes capas accesorias y
redundantes, llenas de prolegómenos e ingestas de ansiolíticos, que le restan
fluidez a muchos pasajes. Conecté a medias con “Adiós a las Armas”. Quizá
influenciaron los ansiolíticos que tomé, durante esos días de lectura, para
combatir el jetlag neozelandés. En cierta forma, me convertí en Emilio por una
semana. (HENRY A. FLORES)
AUTOR: PETER HANDKE (AUSTRIA)
En las primera
diez páginas el ex guardameta Bloch es despedido de su trabajo y días después
asesina a una taquillera de cine luego de haber tenido sexo con ella. A partir
de allí nos esperan más de cien páginas de pura apatía e insoportables párrafos
donde el protagonista vive en "piloto automático" y dedicándose a
observarlo todo, desde lo más insignificante como el volar de las moscas hasta
algo tan impactante como el cadáver de un niño flotando en el río. Es como si
esperara a que algo importante suceda de la nada. Al igual que en su otra
novela "La tarde de un escritor", el Nobel Peter Handke fracasa en su
intento por presentarnos la rutinaria cotidianidad a partir de la observación
de un solo protagonista.
“A mi papá quien
me enseñó a perder”. Ya desde la dedicatoria, uno adivina por dónde van los
tiros en el segundo libro de cuentos de este joven periodista chalaco.
Inevitable no identificarse con la mayoría de sus relatos, incluso en los menos
logrados. Se nos dibujarán sonrisas cómplices, pues, se respira a rutina
limeña, lugares y sabores comunes, el “gol en contra” de último minuto, la
maldita ‘friend zone’, situaciones nada extraordinarias que provocan actos
heroicos innecesarios, y la sensación de que ser un loser también es cool.