“Rude Boy, The Clash”. Rockumentary para una época convulsa
ESCRIBE: CONX MOYA
En lo musical “Rude boy” recoge temas de los discos The Clash UK (1977) y Give 'Em Enough Rope (1978). Así se puede escuchar a través de actuaciones en directo, en la sala de ensayo y estudio, canciones tan míticas como ‘Remote Control’, ‘White Riot’ (mi preferida de la banda), ‘London's Burning’, ‘Police & Thieves’, ‘Rudie Can't Fail’, ‘Garageland’, ‘All the Young Punks’, ‘Tommy Gun’ o la preciosa ‘Stay Free’, que introduce una intensa conversación sobre el enorme poder evocador de las canciones en lo que era un tema “demasiado pop para el directo”, como se lamentaba Jones. La cinta muestra la desafección entre algunos fans de la banda por su postura política combativamente de izquierda, antirracista y antifascista. Así lo expresa el protagonista Ray, al que no le gusta la militancia del grupo, en sus charlas con Strummer y Jones (éste directamente le avisa con un “te estaré vigilando”). Desavenencias ideológicas que surgieron en la propia banda con el primer batería, Terry Chimes, que aparece en el disco como “Tory Crimes”, algo así como “delitos de conservador”, como respuesta a sus tendencias. Sería sustituido por Topper Headon, aunque la adicción a la heroína de éste llevó a Terry a regresar a The Clash en varias ocasiones.
Gran parte del interés del documental reside en el retrato que se hace de unos años especialmente convulsos en el país, una época que a mí me fascina, caracterizados por la recesión y el alto desempleo. Comienza con las imágenes del encontronazo entre miembros del National Front y una manifestación antirracista, vigilado por unos “bobbies” cándidamente desprotegidos (nada que ver con los antidisturbios de hoy en día). Londres (que se encontraba burning) se muestra feo y desencantado, a punto de ser tomado por las hordas punk. Aquí aparece la actuación de The Clash en el recordado festival “Rock against racism” en Victoria Park, organizado por la Liga Anti-Nazi del Socialist Workers Party (de orientación trotskista) contra los grupos de ultraderecha del National Front. Recoge las tensiones raciales y finaliza con el triunfo en las elecciones generales de 1979 de la “musa del punk”, la lideresa conservadora Margaret Thatcher, quien gobernó con mano de hierro (y guante nuclear) el Reino Unido entre 1979 y 1990.
Los
Clash de este filme son los de la primigenia furia punk, justo antes del salto
que les llevó a un estrellato sideral, los pre CBS; son los Clash anteriores a
un sonido más cuidado y con influencias ska, reggae o rockabilly; los que
estaban sin pasta, los que entraban y salían de los juzgados por múltiples
encontronazos con la justicia; los de los pelos largos de Mike Jones y el
diente podrido de Strummer; los de salas de conciertos pequeñas, hoteles
costrosos y las primeras giras por el Reino Unido. Descubrí a la banda tarde,
de la mano de mi hermano y maestro de Clash, el zaragozano Noé Felipe, que me guio
en los primeros pasos para escucharles y saber sobre ellos. El compromiso
político de la banda, su actitud, su extraordinario gusto en el vestir y el
amor de Strummer por nuestra adorada Granada, con sus locas anécdotas tan bien
contadas por el desaparecido Jesús Arias y su relación con los 091, aumentaron
nuestro amor y admiración por The Clash, “the only band that matters”.