3rd SECRET – “3rd SECRET” (2022)
LA RECONSTRUCCIÓN DE UN SECRETO
En 1975 Brian Eno creó, a medias con el artista Peter Schmidt, las “Estrategias Oblicuas”, una baraja de cartas que contienen aforismos e instrucciones crípticas, supuestamente destinadas a favorecer el pensamiento lateral y evitar bloqueos creativos. Ese mismo año el propio Eno las utilizó durante la concepción de “Another Green World”, un disco esencial para entender la transición entre el pasado y el presente del pop. Una de esas estrategias consta de dos pasos. Primero: confeccione una lista exhaustiva de todo lo que podría hacer. Segundo: haga lo último de esa lista.
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Lo último en lo que pensaba Krist Novoselic a
la llegada de la pandemia era en la resurrección del grunge. El bajista de
Nirvana pasaba los días experimentando con afinaciones alternativas y
practicando el finger-style, una técnica que permite tocar ritmo y melodía a la
vez. Con la mente puesta en dar forma al siguiente álbum de Giants in the
Trees, Novoselic y la cantante Jillian Raye habían compuesto ‘Rhythm of the
Ride’, una pieza que condensaba sus obsesiones musicales en ese momento.
Entonces el ambiente se transformó por la sensación que les produjo el
descubrimiento de “Illuminations” (1969), un disco de Buffy Sainte-Marie
definitivamente adelantado a su época en el uso del sintetizador Moog.
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Una tarde de pausa en los ensayos, mientras revolvía material viejo, Novoselic se topó con las cintas y CDs en los que había registrado las jams sessions de una reunión con Kim Thayil (Soundgarden), Bubba Dupree (VOID) y Alfredo Hernandez (Kyuss). Habían pasado casi dos décadas. Ese hallazgo hizo que el curso de los acontecimientos comenzara a tomar un rumbo inesperado. Conmovido por el descubrimiento, Novoselic envió las grabaciones a Thayil y Dupree. Meses más tarde los tres se citaron en Seattle y retomaron las sesiones como si el tiempo no hubiera transcurrido. Entre otros, se les sumaron Jillian Raye, la cantante de Giants in the Trees con la que Krist venía trabajando en un nuevo disco, y Matt Cameron, baterista de Soundgarden y Pearl Jam. La magia estaba en marcha.
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Comenzaron a acumularse los viajes de uno a otro extremo del estado de Washington, los demos, y los proyectos. Con canciones suficientes como para explorar al menos dos caminos, las “Estrategias Oblicuas” parecen haber vuelto a resolver el dilema: “Si tiene que elegir entre hacer una cosa u otra, haga ambas”. Pensaron en dos discos, hasta en tres, pero con la mano maestra de Jack Endino, otro histórico de la era en la que Seattle fue la capital del planeta Tierra, terminaron reuniendo todo el material en uno solo.
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3rd Secret es la ucronía del grunge. Una reconstrucción certera del derrotero que aquella aventura podría haber seguido si las cosas hubieran sido de otra manera, o, mejor dicho, si no hubieran ocurrido ciertos hechos que torcieron la línea del tiempo. Concretamente hablamos de la muerte. De muertes que adelantaron relojes e hicieron volar por los aires hojas de calendario. El grunge no murió con Kurt Cobain, tampoco con Layne Staley, pero todo lo que vino después ocurrió como una desviación de la historia. Como el lado B de un single. Una cara menos luminosa, pero con los pies en la tierra. Hitchcock decía que sus películas buscaban generar en el espectador el mismo placer que daba despertar de una pesadilla. Sobrevivir a la imaginación. Eso es 3rd Secret. Un intento por sortear el destino.
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